Edith Stein, en su texto "Essays on woman" discurrió ampliamente sobre la ontología femenina, comparte con Aristóteles que el alma es la forma del cuerpo; sin embargo añade que el alma de la mujer tiene cualidades distintas del alma del hombre.
Un cuerpo femenino, y según Stein, sella su alma con cualidades concretas; unas comunes a todas las mujeres y las otras distintas a los rasgos masculinos, viendo en la diferencia la complementariedad.
¿Será esa la razón por la que aún hombres y mujeres se buscan con preferencia?, no pretendo con la pregunta descalificar o desvalorizar las relaciones entre mujeres o entre hombres, pues probablemente esa complementariedad de la que habla Stein explique con propiedad las complejas y poco comprendidas relaciones homosexuales.
El alma femenina, tiene diversos componentes, uno de ellos la noción de compañera: alguien que comparte la vida de otro, entra en ella y hace suyas las inquietudes de ese otro; en este aspecto Stein argumenta que por esta noción las mujeres son las compañeras ideales, las amigas especiales, pues utilizan en alto grado su capacidad de empatía, es decir ponerse en lugar del otro para comprenderlo a cabalidad.
Por otro lado, la noción de maternidad, esa única capacidad biológica de dar vida, "Querer, guardar, proteger, alimentar y fomentar el crecimiento es su natural y maternal anhelo" dice Edith Stein. "La mujer prefiere ante todo darle más importancia a las relaciones, que al éxito, al trabajo, la reputación y el poder", complementa.
Alguien, me comentó alguna vez: ¿Conoces a alguna mujer que sea exitosa en su profesión y sea exitosa con su familia? a decir de esta persona las mujeres exitosas o son solteras, o son viudas o son divorciadas; en cierto modo discrepo con el criterio, claro que conozco mujeres exitosas en todo sentido; pero no puedo negar tampoco que ese éxito ha significado grandes sacrificios. Algunas mujeres han postergado sus aspiraciones profesionales hasta ver a sus hijos y familia bien establecidos, otras han sacrificado el compartir más tiempo con sus hijos y familia por desarrollarse profesionalmente; se han privado del privilegio de verlos crecer para dedicar este tiempo a sus carreras profesionales, ¿no implica todo ello, sin importar la decisión, un gran sacrificio?...
La respuesta es si duda siempre positiva, la mujer se sacrifica pero no se conforma, su espíritu emprendedor le obliga a luchar por sus ideales. Por todo ello y sin temor a equivocarme, afirmo que la mujer ostenta con orgullo el título de "pilar fundamental de la humanidad", sobre ella se construyen las familias, ella sostiene la estructura de la sociedad.
No es un simple estereotipo, es la realidad. No hay sociedad en el mundo que no tenga en la mujer su principal sustento, aunque hayan muchas que la silencien, coarten sus derechos, le disminuyan su valor e incluso la deshumanicen.
Es la mujer, quien no necesita haber pasado por la escuela o por la universidad, no tiene un postgrado ni un doctorado, pero es capaz de enseñar, formar y moldear a sus hijos con sabiduría infinita. Es su instinto y su naturaleza especial, que le guía en la noble tarea.
Y seguro que no lo hemos estado haciendo mal, pues el mundo tiene siempre un nuevo ser, y de entre ellos tenemos los mejores científicos, los mejores escritores, los mejores artistas y en resumen las mejores personas.
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